miércoles, 28 de marzo de 2018

Reflexión sobre la formación formal, no formal e informal

La formación formal de todo profesor se produce con los estudios reglados, tanto obligatorios como postobligatorios.  En estos más de 16 cursos de estudios reglados,  más allá de la optatividad existente en los currículos y de los diferentes itinerarios, el sistema presenta cierta rigidez que en muchos casos no atiende las necesidades de grueso del alumnado. Son muchas las compañeras y compañeros de pupitre que se quedaron por el camino. Yo diría que en todos estos años de estudio más bien se realiza una selección de aquellos que “sobreviven, a pesar de”.
Ya como profesores somos muchos los que optamos por un reciclaje regular, por la formación no formal, participando en grupos de trabajo realizados en los propios centros o en cursos de formación, coordinados éstos desde los centros de profesores de las comunidades autónomas. En estos casos el objeto de estudio se acerca a los intereses del docente que selecciona y elige el objeto de estudio; siendo, en muchos casos, más interesante el intercambio de experiencias entre docentes que el propio curso.
A lo largo de la vida nos “impregna” la formación informal, a través de nuestras experiencias y relaciones. Actualmente, en un mundo conectado, seleccionamos y compartimos contenido útil para nuestra labor docente, en base a nuestros intereses, y tenemos la posibilidad de intercambiar opiniones y experiencias con otros profesores, no importa dónde se encuentren, o podremos seguirlos si consideramos que nos aportan reflexiones interesantes. Esta formación informal es muy sutil, pero sin duda deja una huella imborrable en nuestro carácter, nuestra forma de ser y de hacer.

red-redes-tierra-continentes-globo-3219308 de geralt en pixabay. CC0. Creative Commons.

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